Il sesso della strega (Elo Pannacciò, 1973)

Elo Pannacciò está considerado como uno de las más extravagantes directores de la Italia de la cinematografía de géneros, que coqueteó con diversas vertientes como el Spaghetti Western o el terror, hasta pasarse a la incombustible industria del porno en la década de los 80. Il sesso della strega es su primer flirteo con el cine del horror, aunque su narración, en la que varios de los personajes caerán víctimas de las garras de un misterioso asesinado, esté intrínsecamente ligada a esa corriente que imperó en aquel entonces por el país transalpino como es el giallo. La trama del film se compondrá de cierto surrealismo resultando algo confusa, iniciándose con el patriarca de una aristocrática familia que en su lecho de muerte reúne a todos sus familiares para proceder a la lectura del testamento, aunque nosotros lo escucharemos con la voz en off del anciano; se estipula que la herencia ha de ser dividida a partes iguales entre todos los familiares, con la particularidad de que si alguno fallece antes de tiempo, la parte de este también ha de ser dividida. Como es predecible ante esto, a continuación una serie de asesinatos se cobrarán la vida de algunos de los miembros de la familia, dentro de una trama muy deudora del horror sobrenatural al presentar ciertas conexiones con la brujería, en un supuesto conjuro que involucrará a todos los presentes en la mansión del hombre.

El whodunit se mezclará entonces con un clima, desarrollado prácticamente en su totalidad dentro de la mansión, inspirado por una surrealista e inexplicable ambientación, que insufla de cierta turbiedad los sobrenaturales parajes del gótico, definiendo así las características alocadas que Elo Pannaciò inculcó a sus películas de terror. Es curioso como el film presenta un gran número de personajes, tanto entre los familiares (como una Camille Keaton en su periplo italiano antes de convertirse estrella del cinemabis) o los funcionarios de la hacienda (Franco Garofalo siendo uno de ellos, con alto protagonismo en las secuencias de índole sexual) para que cada uno de los homicidios, que deberían de ser el motor narrativo, se ejecuten de una manera bastante distanciada y en número bastante menor de lo esperado. Para rellenar los tiempos muertos, Il sesso della strega se guarda para sí un gran número de escenas eróticas (la más flamante la protagonizada por Keaton, no por ser la más explícita, sino más bien por su tono mórbido) que se convertirá en uno de los reclamos del film, formando gran parte del recuerdo que sobre la película muchos aficionados puedan tener.

Aunque tiene elementos muy serios y destacables, el problema que impide convertirse a Il sesso della strega en una gran película es un guión totalmente tosco, vacuo, inconexo e impersonal, que parece querer abordar demasiadas corrientes a la vez; giallo, gótico, erotismo, horror sobrenatural… sus toqueteos algo indefinidos hacen que su historia se defina como inarmónica y confusa, no destacando especialmente en ninguno de esas naturalidades que requiere. El film se sujetará principalmente en el hecho de que de manera sorpresiva Elo Pannacciò logra insuflar de cierta perversidad a su película consiguiendo una atmósfera raruna y asfixiante, con cierto aroma kitsch en su amalgama de personajes y presentando un tono de la intriga bastante peculiar.  Además, dentro de su aura fatalista respecto a la familia Hilton, esta es retratada como un grupo de personas mezquinas e indecentes (curiosa es la forma en la que Pannacciò parece transmitir esto en una escena que rompiendo totalmente el clima de la película nos presenta a los Hilton en una discoteca disfrutando de los placeres del sexo y  la droga), coyuntura que podría recordar a algunos de los giallescos grupos de personajes de Mario Bava. Otro elemento a destacar la música, acordes de clavicordio constantes que logran una mixtura inesperadamente acertada con la imagen, obra de Daniele Pattuchi.

El poso que deja la película es la de su claro enlace con la vertiente más sobrenatural del giallo, con cierta melancolía en algunas de sus escenas clave, algo que la conectará en mayor o menor medida con algunos de los clásicos de la corriente; la determinación en un desmedido uso de escenas eróticas acaban por restarle cierta personalidad en este aspecto. Aún así sus secuencias de sexo se presentan bajo la característica finura italiana, que Pannacciò asumiría muy bien en algunos de sus trabajos antes de pasarse al cine X en los 80. Además, en Il sesso della strega (conocida en Estados Unidos como Sex of the Witch, desconociendo el que esto escribe si se ha llegado a distribuir/estrenar en España), la perversidad de su atmósfera (podría recordar a algunas de las mejores piezas de Joe D´Amato, experto en ese tipo de ambientaciones) y su alucinado cocktail de pretensiones serán sus principales atributos, que como ya hemos dicho definirán en cierta medida la peculiar y extraña labor narrativa de su director. De su reparto también se podrían destacar al infatigable Donald O´Brien como investigador del caso en su labor de inspector o a Gianni Dei (protagonista de la versión italiana de la australiana Patrick [1978], Patrick vive anconra [1980]). Franco Garofalo, el protagonista de la semana en el Gabinete, interpreta a uno de sus habituales misteriosos y vesánicos personajes, Tony. Acreditado con su habitual pseudónimo anglosajón Christopher Oakes, este es uno de sus primerísimos papeles y protagoniza como ya hemos mencionado algunas de las principales escenas eróticas de la película.

 

Saludos desde el Gabinete, camaradas.