Express Reviews: «La Caza», «Megan is missing», «Summer Camp»,»The Boy»

La Caza (Night Fare, Julien Seri, 2015)

Night Fare

Curiosa producción francesa que plantea ser una revisión de El diablo sobre ruedas (1971), aquel primerísimo trabajo de Steven Spielberg, donde un camión de índole cuasi fantasmal perseguía a un urbanita de a pie por unas calurosas carreteras secundarias. Aquí se sustituye al camionero por un cabreado taxista, que perseguirá durante toda una noche a un grupo de jóvenes rebeldes que se niegan a pagarle el viaje. La premisa se desarrolla aquí bajo una lumínica e híper-visual ambientación nocturna, con un ritmo que aún manteniendo el interés de una idea de difícil extensión caerá en ciertos clichés de hiperbólico estilismo con claras ligaduras premeditas hacia el survival urbano, ahogado en un acto de conclusión totalmente desvirtuado.

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La Caza no pasará de ser un film anecdótico, con ligeras e ingenuas pretensiones, pero con el desaprovecho de la traslación de una idea ya utilizada en un campo de acción tan monumental como es la gran ciudad, aquí la París de los suburbios. El director Julien Seri cae en dos errores que dinamitan lo que podría haber sido una simpática propuesta de género, como es la añadiduras de ciertas complejidades en su historia para nada necesarias, así como de no mostrar una iconografía potente hacia su antagonista, al que las inconexiones argumentales de la película no le permiten ser el estoico villano necesitado para la historia.

Megan Is Missing (íd, Michael Goi, 2011)

Megan is missing

Justo en la época en la que el mockumentary comenzaba a instaurar toda una retahíla de productos imperados por el éxito de Paranormal Activity (2007), llegaba en el año 2011 una propuesta que mostraba la tragedia de una joven desaparecida pero narrada desde el punto de vista de una serie de charlas bajo webcam, todo montado en base a unos cortos de vídeo que inevitablemente nos llevará a degustar la cinta bajo las formas del found footage. Y, realmente, aunque el director Michael Goi no acaba de exprimir el aspecto más tenebroso del meta-realismo del subgénero, sí que acierta en no dejarse llevar por su artificio, logrando un film de un poso bastante gélido que confabulará  al espectador a degustar la tragedia contada de manera ciertamente incómoda.

Megan is missing Shot

El film sorprende en su tercio final, ejemplarmente suministrado, donde el director plantea un giro de estética con cierta turbación y una catarsis con una potencia escénica muy destacable, que hace lamentar las desigualdades narrativas de la película en un cambio de rumbo que parece solo engranarse a medias. Lamentablemente,  Megan is is missing quedará menguada por un núcleo central algo aburrido y por su más que evidente muestra de moralina sobre su temática principal, que hace obviar hacia el espectador los coqueteos subversivos que esporádicamente parece tener para/con su formato. Destacar, eso sí, la naturalidad interpretativa de la pareja de chicas protagonista, que ayudarán a disfrutar las maneras que imperan en el film.

Summer Camp (íd, Alberto Marini, 2015)

SummerCamp

Inefable subproducto que nace del siempre constante ímpetu de Filmax por apoyar el cine de terror, en un proyecto cuyo germen proviene además del habitual guionista de sus producciones, Alberto Marini, quien aquí debuta en la dirección. Summer Camp es un film que reincide en la ya consabida historia de infecciones y pandemias, aquí en un campamento de verano al que llegan cuatro jóvenes norteamericanos para trabajar durante unas semanas. Como es de esperar, pronto los protagonistas comenzarán a sufrir una especie de posesión de origen desconocido, en una narración alienada y artificiosa sin el más mínimo sentido de empaque hacia el cine de terror.

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En realidad, y dejando aún lado lo endeble de un grupo de actores que en ningún momento se creen lo que están protagonizando (uno se lamenta de ver en este embrollo a Jocelin Donahue, protagonista de la incomensurable La casa del diablo de Ti West), el principal problema de Summer Camp es que en ningún momento es consciente de sus limitaciones y acaba por tomarse demasiado en serio así misma. Su estética es esperpéntica, la historia confusa, y carece de ningún valor que pudiera hacer mantener el interés al espectador, quien comprobará como algunos de los tótems del género son faltados al respeto en este espectáculo rancio e insustancial.

The Boy (íd, William Brent Bell, 2016)

TheBoy

The Boy es un film que de su premisa extrae varios patrones básicos muy requeridos en el cine de terror: la joven que se enfrenta ante algo desconocido, el siniestro reverso tenebroso de un inocente muñeco, y la siempre eficiente localización en una casa misteriosa. Aunque de inicio se presente la morbosa idea del descubrimiento por parte de la protagonista de que el niño con el que tiene que ejercer labores de niñera sea en realidad un tosco y exánime muñeco, las maneras de William Brent Bell (cuyas previas obras no predecían aquí nada bueno) no solo ignoran coquetear con esa ambigüedad, sino que  llevan la película hacia el susto de baratillo, al espanto de mercadillo y un intento de perturbación que sólo logrará captar la atención del espectador en muy determinados momentos.

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Lamentablemente, el director tampoco sabe equilibrar la idea principal a lo largo del metraje, haciendo que la película se deguste como repetitiva, carente de impacto y altamente predecible, cayendo en el error de pretender unas ambiciones demasiado grandes hacia su propia etiqueta de película de género. Y es una pena que William Brent Bell parezca creerse todo un oficioso director de cine de terror, porque el film exhibirá ciertos talantes hacia el entretenimiento que quedarán camuflados por el hecho de creerse demasiado su supuesta seriedad. La interpretación de la protagonista Lauran Cohan, mucho más efectiva de lo esperado, no será suficiente para aportar entidad a la película.

Saludos desde el Gabinete, camaradas.

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